Lo primero que hay que hacer una vez limpio el hueso es preparar un vaso con agua sin llenar del todo. Luego tenemos que clavar 3 palillos en el hueso o semilla equidistantes . El objetivo es que la semilla quede suspendida sobre el vaso sujeta sólo por los palillos clavados que se sujetan sobre el borde del vaso. Así parte de la semilla queda fuera del agua y parte dentro. La parte sumergida debe ser la que tiene una marquita redonda que es por donde nacerá la raíz.
Ahora básicamente lo que hay que hacer es esperar y vigilar que se mantenga el nivel de agua adecuado. Si se ensucia puede cambiarse el agua. A mi no me funcionó el "experimento" porque la semilla tenía una pinta mala, pasó mucho tiempo y a aquello no le salía nada. Pero la última vez decidí esperar y esperar. Llegó un momento en que se le empezó a caer la piel y seguí esperando. Al final le empezó a salir raíz y bastante tiempo después un tallo. Una vez que el tallo creció unas decenas de centímetros lo transplanté y ahí sigue. Incluso está aguantando el invierno a la intemperie...
¡¡ Seguro que en cuanto llegue el calor empieza a crecer muy rápido !!
No hay comentarios:
Publicar un comentario